Aguardé guardando y me dejé esperando...

23.05.2024

Sentimientos contradictorios me rodean, constantemente recordándome mi credo y escapulario: la piedad. Me dijeron que retomara la escritura, que dejara fluir mis pensamientos sin importar si tenían sentido o no. Expresar lo que llevamos dentro, aunque sea sin palabras, la espontaneidad que contrasta con la falsedad de la idoneidad. Nos escondemos y protegemos por miedo a desvanecernos. ¿ Acaso podemos llegar a conocernos verdaderamente así? 

Creemos como dogma, idealizamos y eternizamos , solo para decepcionarnos por la presión de expectativas que nunca fueron mutuamente acordadas. Somos criados para acompañar, pero poco entrenados para vivir en soledad. Recuerdo cuando le dije a alguien que no estaba segura de saber estar sola, y su respuesta fue reveladora:  " ¿Cuándo dejaste de estarlo?"

La sombra de la individualidad se esconde detrás de una realidad universalmente integrada. La comunidad, la identidad colectiva y la evolución de la humanidad nos sumen en una gran depresión, incapaces de soportar la ausencia. ¿Pero qué pasa con aquellos " duros de pelar" que afirman poder vivir en soledad sin  necesidad de vínculos afectivos? Son los psicópatas emocionales, con emocionalidades caprichosas, sin culpa ni vergüenza. Buscar refugio y escuchar el veredicto del juicio, pero seguir a la deriva en el desarraigo de nuestra esencia es un golpe de estado contra la dictadura de nuestra propia existencia. El despojo de nuestra alma, no preparada para avanzar y olvidar lo que fue y ya no será.

Dejarnos para luego asentarnos, diseñados para la perpetuidad del arraigo, es retirarnos en la utópica esperanza de volver ante  la inconsistencia y el vacío de la nada. Salté del barco en alta mar, sin salvavidas a merced de las corrientes, bajo el vaivén de la marea, aguantando los cambios de presión y el pulso de la abnegación.

Seguir nadando, buscando el faro en mitad del vacío, un rayo de luz que guíe hacia tierra firme, es resistir y hacerse el muerto ante el cazador que no desiste de su trofeo. La capitulación no es una opción, aunque la bandera del mástil ya esté izada del revés.

En tiempos líquidos, enfrentamos nuevos retos y duros olvidos. Afrontar la verdad de una nueva realidad implica renunciar al pasado, enterrar experiencias dulces y amargas, disfrutadas, perpetradas y veladas. Cada uno es dueño de su propia conciencia, y yo he llegado al punto de la declaración de mi nueva intención: cerrar ventanas, sepultar sentimientos y renunciar a los rescoldos de mi corazón.

Enfrentar la vida con una nueva perspectiva implica aprender a valorar la libertad en nuestras decisiones, superar la decepción, el desarraigo y la desilusión. La verdadera entrega comporta soledad, vacío y libertad. Desde niña prometí no recaer, y cuando vi a mi padre fallecer, decidí forjar un gran consuelo, enterrar mi mayor secreto y ser auténtica sin protección ni defensa.

Arma de doble filo, pero el querer implica entregar sin expectativas de que el poder revelado en tu contra será usado. He llegado al punto del declive, de la barrera, del muro, pero también de la renuncia. Cierro la puerta del pasado y abro la del presente, con la certeza de que cada experiencia me ha llevado hasta aquí, lista para enfrentar lo que venga.

Afrontando la verdad de una nueva realidad...tiempos líquidos, nuevos retos y  duros olvidos..LA- (ᚢ) ᛏ